¿Cómo ayudan las familias al estudiante en su adaptación e integración?

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Al principio, es normal que los estudiantes no hablen mucho y estén un poco retraídos. Es importante que las familias entiendan que no es un comportamiento distante u hostil, ya que es probable que se sientan abrumados por todas las nuevas y diferentes experiencias y echen de menos su hogar. Es muy posible que, además, estén cansados por el viaje y los numerosos cambios en su rutina, así que se recomienda que las familias mantengan los horarios simples durante los primeros días. Todos los viajeros experimentan jet lag, y el estudiante no será una excepción. El cuerpo también ha de adecuarse al nuevo horario, y esto puede llevar varios días. Es importante que, durante las primeras noches, se les permita dormir lo que realmente necesiten. Recibir tanta información nueva, en otro idioma además, les puede resultar agotador.

Transcurridos unos cuantos días, es importante dedicar tiempo al estudiante, explicarle las normas de la familia, dónde está cada cosa, cómo funcionan los electrodomésticos, etc. Será de gran ayuda si se explican desde el principio detalles como cómo desatascar el desagüe o qué se debe o no se debe tirar al WC.

Es apropiado, igualmente, dejar por escrito todas las tareas domésticas y normas del hogar, y comentarlas en detalle. Hay que asegurarse de que los estudiantes son conscientes de lo que se espera de ellos y si hay alguna excepción. Puede que haya expectativas diferentes entre los fines de semana y los días laborables. A continuación se explican los diferentes temas que se deberían comentar con el estudiante:

  • Horarios de comidas y qué alimentos se puede preparar el propio estudiante.
  • Las responsabilidades domésticas que deberá asumir.
  • Horarios y normas familiares respecto a las actividades sociales.
  • Normas en relación a traer invitados al hogar.
  • La mejor hora para ir al baño por las mañanas.
  • Higiene personal.
  • Reglas sobre el uso del teléfono y las facturas.
  • Asistencia al colegio y notas.
  • Vacaciones familiares y sus costes.
  • Uso del ordenador.

Ya que el estudiante no va a ser un invitado ni debería ser tratado como tal, es necesario asignarle una tarea doméstica particular, lo cual hará que el estudiante se sienta parte de la familia. Si el estudiante debe hacer su colada, se aconseja que hagan juntos varias veces el proceso para asegurarse de que utilizará bien la lavadora y secadora. Si la familia decide hacer la colada del estudiante, deben enseñar al estudiante dónde poner la ropa sucia y cómo separarla, según la rutina familiar. Las familias deben partir de la base de que su estudiante no sabe nada sobre el funcionamiento de su vida y hogar, y ayudarle a adaptarse.

Probablemente, los padres de acogida deban repetir al nuevo miembro de la familia varias veces algunas instrucciones, lo cual no es muy distinto de lo que habrán tenido que hacer con sus propios hijos en alguna ocasión, así que deben ser comprensivos y recordar que a sus propios hijos les han tenido que enseñar a hacer las cosas como a ellos les gusta y les han tenido que recordar las normas de la casa a lo largo de los años. Es importante tener en cuenta que el estudiante a penas ha podido leer las reglas de la casa y no está acostumbrado a vivir y cumplir con ellas. También es conveniente tener en consideración el hecho de que el estudiante lleva toda su vida viviendo bajo las normas e ideas de otras personas. Los adolescentes son adaptables, pero hay que darles la oportunidad para hacerlo.

Hay que tener paciencia y una actitud cariñosa para ayudar así al estudiante a entender y querer complacer a su familia de acogida. En este periodo, es necesario también estar siempre dispuesto a dialogar y animar al estudiante a hacer preguntas siempre que no entienda algo. Si se tienen dudas de si el estudiante ha comprendido lo que se le ha dicho, es aconsejable pedirle que lo repita, pues los estudiantes no se sienten cómodos a la hora de cometer errores y el tiempo extra que se le dedique al principio a explicarlo todo ayudará sobremanera.

Hablar cuidadosamente y escuchar con atención es esencial en este punto.La familia deber hacer entender al estudiante que quieren llevar una comunicación abierta y sincera con él en todo momento, lo que generará que el estudiante se exprese de esta manera. Los americanos suelen tener una manera de decir las cosas con mucho tacto y algunas ideas no se expresan con total claridad, así que deberán trabajar también su forma de comunicación, para que sea más directa. Por ejemplo, si los padres de acogida quieren que el estudiante vaya con ellos a un evento, la forma más indicada de decírselo no sería “puedes venir si quieres” sino más bien “nos gustaría que vinieras”.

Asimismo, se aconseja a las familias que sean flexibles. Por ejemplo, permitir que el estudiante vuelva a casa a medianoche de alguna actividad social en alguna ocasión especial. Hay que disuadir al estudiante de romper las normas, por eso debe ser muy consciente de las consecuencias que esto acarrearía. Es igualmente importante que hagan saber a los estudiantes que son fieles a su palabra, y que esperan lo mismo de ellos.

Al principio, las familias de acogida no querrán sonar muy duros o firmes. Sin embargo, con el tiempo se darán cuenta de que los problemas se minimizan cuando se explican las cosas de manera directa y se establece con claridad lo que se espera del estudiante. Las familias de acogida

Por lo general, las familias hacen sus propias reflexiones sobre esto, una vez el estudiante abandona su hogar. Las conclusiones más recurrentes suelen ser:

  • Los estudiantes acaban aprendiendo a base de observar cómo interactúan los miembros de la familia entre ellos.
  • Las familias a veces desean haber establecido y explicado en detalle desde el principio lo que esperaban de su estudiante, lo que toleraban y no toleraban y las consecuencias que acarrean las desobediencias.
  • No es necesario hablar más alto para ayudarles a aprender.
  • Cuando se explica algo importante al estudiante, es esencial pedirles que lo repitan y así cerciorarse de que todo ha quedado claro, pues a veces les da vergüenza reconocer que no han entendido algo y asienten como si lo hubieran comprendido.
  • Puede ser incómodo hablar sobre higiene personal o moralidad, pero es aún más difícil hablar sobre estos temas cuando ya existe un problema al respecto.

Por su parte, los estudiantes también suelen coincidir en sus reflexiones acerca de estas cuestiones. Las conclusiones más repetidas son:

  • Es importante esforzarse en entender bien lo que los padres esperan de ellos. Una vez los estudiantes han conseguido superar las barreras, atreverse a preguntar y no tener miedo a equivocarse, comprueban que la relación mejora considerablemente.
  • Es muy gratificante y reconfortante cuando los padres dedican tiempo a explicar al estudiante cómo hacer las cosas, pues eso les hace sentir que confían en que son capaces de hacerlo.

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