Pensaba que me costaría adaptarme, pero desde el primer día me sentí como en casa. También me impresionó lo grande que es todo: los coches, las casas, los centros comerciales… ¡todo es a lo grande!
Lo que más me ha gustado de esta experiencia es la sensación de comunidad. Me encantó cómo se vive el instituto, los eventos escolares, los partidos de fútbol, el espíritu de equipo… Todo el mundo se involucra y hay un gran sentimiento de pertenencia. También me ha gustado mucho la libertad que tienen los estudiantes para elegir asignaturas según sus intereses.
El sistema educativo estadounidense me encantó por lo práctico que es. Aprendemos haciendo, se valora mucho la participación y hay muchísimas oportunidades para desarrollar intereses personales, con clases de arte, fotografía, teatro o tecnología. Además, en los colegios se pueden aprender cosas que en España no formarían parte del plan de estudios, como “business”, “culinary arts”, programación, periodismo o producción audiovisual. Y los clubs son infinitos: desde debate hasta robótica, lo que te permite aprender un montón fuera del aula.
Los deportes son una parte central de la vida en el instituto. Yo me uní al equipo de soccer y fue una de las mejores decisiones: entrenábamos casi todos los días, viajábamos juntos y los partidos eran eventos grandes, con público y animadoras. Además, fui a muchos partidos de fútbol americano y de baloncesto, ¡una auténtica pasada!
He conocido a muchísimas personas durante mi estancia y los estadounidenses me parecieron muy amigables, abiertos y curiosos. Siempre estaban interesados en saber cosas sobre España y me hicieron sentir bienvenido desde el principio. Son muy espontáneos y con un gran sentido del humor.
Si hay algo que no me encanta es la dependencia del coche para todo. Es complicado moverse sin uno, y echo de menos poder caminar o usar transporte público como en España. También las comidas rápidas a veces cansan un poco.
Lo que más eché de menos de España fue la comida, especialmente la tortilla de patatas de mi madre, y el tiempo con mi familia. Aunque estaba muy bien en Estados Unidos, a veces extrañaba esas comidas largas llenas de risas y sobremesas.
De todas las experiencias que viví este año en Estados Unidos, me quedo con cinco que fueron inolvidables:
- La relación tan estrecha que construí con mi host family y con mis nuevos amigos.
- Ser parte del equipo de soccer del instituto.
- Ir al Prom, como en las pelis, y vivirlo al completo.
- Visitar Los Angeles con mi host family.
- Presentar un proyecto en clase de business y sentirme súper orgulloso de mí mismo.
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