Vivir en Estados Unidos me ha sorprendido muchísimo. Al principio no sabía muy bien qué esperar: no tenía mucha información sobre la vida allí, los deportes, el colegio o cómo serían los amigos. Pero todo me sorprendió para bien. El estilo de vida, la forma de hacer amigos y el ambiente en el colegio son muy diferentes a lo que estaba acostumbrado, y eso me encantó.
Una de las cosas que más valoro es el tipo de enseñanza. Aquí no se trata solo de memorizar, sino de aprender a pensar, a razonar y a participar activamente en clase. Además, he aprendido sobre la historia desde una perspectiva completamente americana, lo cual me ha ayudado a ampliar mi visión del mundo.
Los deportes también son una parte esencial de la vida estadounidense. Se valora muchísimo a los deportistas y se les apoya de verdad. Yo he tenido la oportunidad de jugar tanto al fútbol americano como al fútbol, y en ambos casos ha sido una experiencia increíble. Mis compañeros lo viven con una pasión que se contagia, y gracias a ellos he disfrutado cada partido.
Las personas aquí son muy abiertas, amables y siempre dispuestas a conocer a alguien nuevo. Tienen mucha curiosidad por los estudiantes internacionales, lo que hace que integrarse sea mucho más fácil.
Sinceramente, no hay nada que no me haya gustado. Cada momento que he vivido ha sido una experiencia única y especial. Me quedo con mi relación con mi familia de acogida, los viajes divertidos que hemos hecho juntos, el colegio, los amigos, los deportes y todo lo que he aprendido al enfrentarme a un nuevo entorno cultural. Ha sido una etapa que me ha hecho crecer y conocer a gente increíble, con vidas muy diferentes a la mía, pero con las mismas ganas de disfrutar cada día.
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